Hoteles en Corralejo

Isla de Lobos

La Isla de Lobos o islote de Lobos recibe su nombre por las focas monje o fraile del mediterráneo (también conocidas como lobos marinos) que habitaban en el pasado en la isla.

La isla está protegida en su totalidad y forma el Parque Natural del Islote de Lobos. desde 1994, y desde 2019 hay que solicitar un permiso especial para visitarla a fin de garantizar la sostenibilidad. (normalmente no tiene coste, pero es importante consultarlo)

Esta isla virgen se encuentra a unos 20 minutos en ferry de Corralejo, es la mejor opción para visitar la isla, pero también se puede acceder a ella en otro tipo de embarcación.

Para los amantes del deporte en la Isla de Lobos se puede practicar snorkel, la transparencia del agua favorece para la observación del fondo marino, declarado como reserva submarina. También es un lugar perfecto para hacer senderismo, la isla está señalizada para poder recorrerla al completo.

No hay que olvidar que la isla solo dispone de un restaurante, por lo que es recomendable hacer una reserva con antelación, o en caso de no poder llevar comida y bebida para pasar el día.

Puerto de Corralejo

El Puerto de Corralejo es uno de los puntos más atractivos y animados del norte de Fuerteventura.

Desde este enclave costero parten los ferris hacia Lanzarote y la Isla de Lobos, lo que lo convierte en una puerta de entrada al descubrimiento de nuevos paisajes y aventuras. Pero más allá de su función de conexión marítima, es un lugar ideal para pasear, relajarse y disfrutar del ambiente marinero.

A lo largo del Puerto de Corralejo, encontrarás una variada oferta de restaurantes, bares y cafeterías con terrazas frente al mar, perfectas para degustar pescado fresco y contemplar las embarcaciones que van y vienen. Es especialmente recomendable visitar al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos cálidos y la brisa marina acompaña el paseo.

Además, el Puerto de Corralejo es punto de partida de numerosas excursiones en barco, rutas de avistamiento de cetáceos o salidas en kayak. También es habitual ver pescadores locales en plena faena, lo que aporta un toque auténtico al entorno.

Con su mezcla de tradición y vida marina, este puerto es mucho más que un lugar de paso: es una experiencia en sí misma para quienes quieren conocer el alma costera de Fuerteventura.

Playa del Pozo

La Playa del Pozo, en el norte de Fuerteventura, es un rincón perfecto para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y mar en estado puro.

Situada dentro del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, esta playa ofrece un entorno virgen, donde el dorado de la arena se funde con el azul intenso del océano y el horizonte regala vistas espectaculares de la Isla de Lobos.

A diferencia de otras playas más concurridas, la Playa del Pozo se mantiene serena y poco frecuentada, lo que permite disfrutar del sonido de las olas sin interrupciones. Sus aguas cristalinas son ideales para nadar o simplemente relajarse bajo el sol, mientras el viento suave refresca el ambiente.

Además, al no contar con servicios ni construcciones cercanas, es recomendable llevar lo necesario para pasar el día: agua, algo de comer y, por supuesto, protección solar.

El acceso es sencillo en coche, siguiendo la carretera que recorre el parque natural, y el paseo hasta la orilla se convierte en parte de la experiencia.

La Playa del Pozo es el lugar ideal para quienes desean desconectar, caminar por la arena y conectar con la esencia salvaje de Fuerteventura. Un auténtico paraíso escondido esperando ser descubierto.

Montaña Roja

La Montaña Roja de Corralejo es uno de los paisajes más sorprendentes del norte de Fuerteventura.

Este antiguo volcán, de tonos rojizos y ocres, se alza sobre el árido entorno del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, ofreciendo una estampa que parece sacada de otro planeta. Su silueta destaca en el horizonte y se convierte en un imán para los amantes del senderismo, la fotografía y la naturaleza.

Subir a la Montaña Roja de Corralejo es una experiencia accesible y muy gratificante. El sendero, de dificultad moderada, permite disfrutar de un recorrido entre lava petrificada, arena y pequeños arbustos adaptados al clima seco.

A medida que se gana altura, el paisaje se abre: al norte se divisa la Isla de Lobos y, en días despejados, hasta Lanzarote; al sur, el mar de dunas se extiende como una alfombra dorada. Desde la cima de la Montaña Roja de Corralejo, la vista es simplemente espectacular.

El contraste entre el desierto, el mar y el cielo crea una postal inolvidable. Es un lugar perfecto para disfrutar del silencio, respirar aire puro y contemplar la fuerza geológica que dio forma a Fuerteventura. Una parada imprescindible para los que buscan belleza y aventura.

Acua Water Park Corralejo

Si visitas el norte de Fuerteventura y buscas un plan divertido para toda la familia, no puedes dejar de pasar un día en Acua Water Park Corralejo. Este parque acuático es el único de la isla y se ha convertido en uno de los espacios más entretenidos de Corralejo, ideal para quienes quieren combinar sol, agua y adrenalina.

Acua Water Park Corralejo cuenta con más de una docena de atracciones para todas las edades: desde toboganes rápidos para los más valientes, hasta una piscina de olas o un río tranquilo para quienes prefieren relajarse. Los más pequeños tienen su propia zona infantil, segura y adaptada, donde el juego no se detiene en ningún momento.

El parque dispone de restaurantes, áreas de descanso con tumbonas, vestuarios y zonas de sombra para hacer la jornada aún más cómoda. También se organizan actividades y espectáculos en temporada alta, lo que añade un toque extra de diversión.

Situado muy cerca del centro de Corralejo, el acceso es fácil y el ambiente es siempre animado y familiar. Acua Water Park Corralejo es el lugar perfecto para pasar un día diferente, refrescante y lleno de risas bajo el sol canario.

La Oliva

La Oliva, en el norte de Fuerteventura, es mucho más que un punto en el mapa: es una combinación perfecta de historia, naturaleza y tradición. Este municipio fue, durante siglos, el centro político de la isla, algo que aún se respira al caminar por sus calles tranquilas y su arquitectura señorial.

Uno de sus símbolos más destacados es la Casa de los Coroneles, antigua residencia militar que hoy funciona como centro cultural, donde exposiciones de arte y actividades llenan de vida un edificio cargado de historia.

Muy cerca, la Iglesia de la Candelaria, con su robusta torre de piedra, se alza como testigo silencioso de siglos de devoción y vida comunitaria.

Pero La Oliva no vive solo del pasado. Su entorno natural es impresionante. A pocos kilómetros, la Montaña de Tindaya, considerada sagrada por los antiguos aborígenes, ofrece un paisaje único y misterioso.

Además, desde aquí se accede fácilmente a las Dunas de Corralejo y a las playas salvajes de El Cotillo.

Visitar La Oliva es adentrarse en la esencia profunda de Fuerteventura: una tierra de contrastes, de mar y volcán, de cultura y calma. Ideal para quienes buscan experiencias auténticas, lejos del bullicio, pero llenas de significado.

Playa de Las Palomitas

La Playa de las Palomitas, también conocida como Playa del Bajo de la Burra, es uno de los rincones más curiosos y fotogénicos de Fuerteventura.

Situada en la costa norte, cerca de Corralejo, esta playa sorprende por su peculiar orilla compuesta por pequeños fragmentos blancos que parecen palomitas de maíz. En realidad, se trata de rodolitos, restos de algas calcificadas que el mar ha pulido durante siglos, creando un paisaje realmente único.

Alejada de las zonas más transitadas, la Playa de las Palomitas es perfecta para quienes buscan un entorno natural diferente, tranquilo y con un toque casi surrealista. El contraste entre el blanco de los rodolitos y el negro de la lava volcánica crea una atmósfera especial, ideal para desconectar, pasear o simplemente contemplar el mar. El acceso puede hacerse a pie desde Corralejo o en coche por un camino de tierra, lo que añade un pequeño toque de aventura a la visita.

Eso sí, es muy importante respetar este entorno frágil y no llevarse las “palomitas” como recuerdo.

Visitar la Playa de las Palomitas es una experiencia original que te conecta con el poder creativo de la naturaleza. Un lugar sorprendente que merece ser descubierto y, sobre todo, protegido.

Muelle Chico

El Muelle Chico de Corralejo es uno de esos rincones que enamoran por su sencillez y autenticidad.

Este pequeño embarcadero, situado en el corazón del casco antiguo, ofrece mucho más que una vista al mar: es un lugar lleno de vida local, historia marinera y encanto canario.

Desde el Muelle Chico, se puede contemplar el ir y venir de pequeñas embarcaciones de pesca, observar a los vecinos pescando con caña o simplemente sentarse a escuchar el sonido del agua mientras el sol cae sobre el horizonte. Es un punto perfecto para desconectar y sentir la esencia más pura de Corralejo.

Además, la zona del Muelle Chico está rodeada de bares y restaurantes donde se puede disfrutar de una copa o un plato de pescado fresco frente al mar.

Es también un lugar muy fotogénico, ideal para capturar la luz dorada del atardecer o las vistas hacia la Isla de Lobos. Aunque pequeño en tamaño, este muelle es grande en personalidad.

Representa la conexión entre Corralejo y su tradición marinera, y se ha convertido en un punto de encuentro para locales y viajeros. Si visitas el norte de Fuerteventura, no dejes de pasar por el entrañable Muelle Chico.

Playa del Moro

La Playa del Moro, en Corralejo, es uno de esos rincones que parecen sacados de una postal. Situada dentro del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, esta playa combina arena dorada, formaciones rocosas volcánicas y aguas turquesa que invitan a detenerse y disfrutar sin prisa.

Es un lugar donde la tranquilidad se mezcla con la fuerza del océano, ofreciendo un paisaje espectacular y poco masificado.

La Playa del Moro es especialmente popular entre surfistas y amantes del bodyboard, gracias a su oleaje constante y sus condiciones ideales para deportes acuáticos. Sin embargo, también es perfecta para quienes simplemente buscan relajarse, tomar el sol o darse un baño refrescante en un entorno natural y protegido.

Al estar dentro del parque natural, no cuenta con muchos servicios, lo que le da un encanto salvaje. Por eso, es recomendable llevar agua, algo de comer y disfrutar de este rincón sin prisas.

La Playa del Moro te regala la posibilidad de conectar con la naturaleza más pura de Fuerteventura. Ya sea para pasar el día en familia, hacer fotos increíbles o practicar deporte, esta playa es una joya escondida que vale la pena visitar y vivir con todos los sentidos.