Hoteles en Huesca Provincia

El Castillo de Loarre es una de las fortalezas románicas mejor conservadas de Europa y un tesoro histórico de Aragón.

Situado en la provincia de Huesca, en lo alto de una colina que domina la llanura de la Hoya de Huesca, el castillo ofrece unas vistas espectaculares de los alrededores y una atmósfera que transporta a los visitantes a la Edad Media.

Construido en el siglo XI por orden del rey Sancho III de Navarra, el Castillo de Loarre fue una fortaleza clave en la defensa del territorio cristiano durante la Reconquista.

Su ubicación estratégica permitía controlar el acceso a los Pirineos y proteger los territorios del Reino de Aragón.

La robusta estructura del castillo incluye murallas, torres y un impresionante patio de armas, además de una iglesia románica dedicada a San Pedro.

El interior del Castillo de Loarre conserva gran parte de su arquitectura original, con pasadizos, mazmorras y una Torre del Homenaje que revela su importancia militar.

Su estado de conservación ha sido tal que ha servido como escenario de películas, como "El Reino de los Cielos".

El Cañón de Añisclo es un espectacular paisaje que se encuentra en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en la provincia de Huesca.

Este profundo desfiladero ha sido modelado por la acción erosiva del río Bellós a lo largo de miles de años, creando una garganta impresionante rodeada de paredes rocosas y exuberante vegetación.

Recorrer el Cañón de Añisclo es una experiencia única para los amantes del senderismo y la naturaleza. El paisaje combina formaciones rocosas abruptas con frondosos bosques de hayas y abetos, además de numerosas cascadas y pozas de agua cristalina que ofrecen un refrescante descanso durante el trayecto.

Una de las rutas más populares es la que conduce a la Ermita de San Úrbez, una pequeña capilla construida en una cueva natural y que añade un toque espiritual a la visita.

El Cañón de Añisclo es también el hogar de una rica biodiversidad, donde es posible avistar especies como el sarrio, el quebrantahuesos y el águila real, lo que lo convierte en un destino ideal para la observación de fauna.

Se trata por tanto de un lugar de visita obligada para los amantes de la naturaleza.

El Castillo de Aínsa, situado en el encantador pueblo medieval de Aínsa, en el Pirineo aragonés, es una fortaleza que destaca tanto por su valor histórico como por su ubicación privilegiada.

Construido originalmente en el siglo XI, el castillo fue clave en la defensa del Reino de Aragón durante la Reconquista, sirviendo como bastión militar frente a los avances musulmanes. Aunque ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de los siglos, el Castillo de Aínsa conserva gran parte de su estructura original, lo que permite a los visitantes hacerse una idea de su antiguo esplendor.

El castillo cuenta con una gran plaza de armas, rodeada por murallas y torres, desde las cuales se pueden disfrutar de impresionantes vistas del Valle de Cinca y las montañas que lo rodean.

En su interior, se llevan a cabo diferentes eventos culturales, como festivales de música y mercados medievales, que atraen a turistas de toda la región.

El Castillo de Aínsa también alberga el EcoMuseo, un espacio dedicado a la flora y fauna de los Pirineos, donde los visitantes pueden aprender más sobre la naturaleza del entorno.

El Valle de Benasque es uno de los destinos más espectaculares y visitados del Pirineo Aragónes.

Este lugar rodeado por las montañas más altas de la cordillera, como el Aneto, es un paraíso para los amantes de la naturaleza, el senderismo y los deportes de aventura.

Con su impresionante paisaje de picos nevados, verdes prados, bosques frondosos y ríos cristalinos, este valle ofrece una experiencia inolvidable en cualquier época del año.

Durante el verano, el Valle de Benasque es ideal para practicar actividades al aire libre, como rutas de senderismo, escalada o ciclismo de montaña.

Existen numerosos itinerarios que permiten explorar la belleza de este entorno, destacando el acceso a los ibones (lagos de montaña) y refugios de alta montaña.

En invierno, las estaciones de esquí de Cerler y Llanos del Hospital atraen a los aficionados a los deportes de nieve.

Además de su belleza natural, el Valle de Benasque cuenta con pintorescos pueblos como Benasque y Anciles, que conservan su arquitectura tradicional de piedra y madera, creando un ambiente acogedor.

Con su mezcla de naturaleza, cultura y aventura, el Valle de Benasque es un destino que no deja indiferente a quienes lo visitan.

Descubre el Monasterio de San Juan de la Peña, un refugio histórico enclavado en una roca que ha sido centro espiritual desde el siglo X.

El Monasterio de San Juan de la Peña es especialmente conocido por ser el lugar donde, según la tradición, se custodió el Santo Grial durante un tiempo.

Su arquitectura románica, con detalles escultóricos en los capiteles del claustro, es uno de sus grandes atractivos. Este claustro, con sus arcos y columnas decoradas con escenas bíblicas, es una de las joyas del románico español.

Pasea por el monasterio y siente la espiritualidad que emana de sus muros mientras te asombras con su paisaje natural único.

El Monasterio Nuevo, construido en el siglo XVII, alberga un centro de interpretación que muestra la historia de los monjes y peregrinos que encontraron aquí su hogar. Explora los senderos cercanos, donde los bosques y las vistas panorámicas completan una experiencia inigualable.

El Monasterio de San Juan de la Peña es un precioso lugar que combina historia, naturaleza y religión de forma única, haciéndote sentir parte de una tradición centenaria.

Los Mallos de Riglos son una de las formaciones rocosas más singulares de España situados en la provincia de Huesca.

Estos gigantes de piedra, que alcanzan hasta 300 metros de altura, son conocidos por sus formas redondeadas y verticales, lo que los convierte en un paraíso para los amantes de la escalada. Las paredes casi lisas de los Mallos de Riglos atraen a escaladores de todo el mundo, que buscan desafiar sus impresionantes rutas.

Además de su atractivo para los escaladores, los Mallos de Riglos son un destino ideal para los aficionados a la naturaleza y al senderismo. La zona ofrece rutas que permiten admirar de cerca estas formaciones rocosas y disfrutar de paisajes espectaculares que se extienden hasta los Pirineos.

Los miradores ofrecen vistas panorámicas inigualables, con el río Gállego serpenteando a sus pies.

El entorno de los Mallos de Riglos es también un paraíso para la observación de aves ya que en sus paredes anidan especies como el buitre leonado y el quebrantahuesos, convirtiendo la zona en un lugar privilegiado para el avistamiento de fauna.

La Catedral de Huesca, también conocida como la Catedral de Santa María de Huesca, es uno de los monumentos más importantes de la ciudad.

Construida entre los siglos XIII y XVI sobre una antigua mezquita musulmana, la Catedral de Huesca es un magnífico ejemplo del estilo gótico aragonés, con influencias románicas y renacentistas que se aprecian en su arquitectura y decoración.

El exterior de la Catedral de Huesca destaca por su impresionante fachada, donde se encuentra la puerta principal adornada con esculturas de apóstoles y santos. El edificio está coronado por una torre campanario de gran altura, desde la cual se pueden disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y los alrededores.

En su interior, la catedral sorprende por su luminosidad y su amplia nave central, flanqueada por altas columnas y bellos vitrales que filtran la luz natural.

El retablo mayor, de estilo gótico, es una de las joyas artísticas de la Catedral de Huesca, con detalles minuciosamente tallados que narran escenas bíblicas.

Además, la catedral alberga un museo diocesano, donde se pueden admirar valiosas obras de arte religioso y objetos litúrgicos.

El Valle de Tena, situado en el Pirineo Aragonés, destaca por su imponente paisaje montañoso, ríos cristalinos y lagos de alta montaña.

Situado en la comarca del Alto Gállego, el Valle de Tena ofrece una experiencia inolvidable para los amantes de la naturaleza, el senderismo y los deportes de aventura. Con picos que superan los 3.000 metros, como el Balaitús y el Pico de los Infiernos, el valle se presenta como un paraíso para montañeros y excursionistas.

En verano, el Valle de Tena se llena de vida con sus numerosas rutas de senderismo que atraviesan verdes prados y bosques frondosos, conectando con lagos glaciares como el Ibón de Piedrafita o el embalse de Lanuza.

Además, es ideal para quienes disfrutan de deportes acuáticos y ciclismo de montaña, mientras que en invierno, las estaciones de esquí de Formigal y Panticosa son los principales atractivos, atrayendo a esquiadores de toda España.

El Valle de Tena también es hogar de pintorescos pueblos como Sallent de Gállego y Panticosa, que conservan su arquitectura tradicional y ofrecen un ambiente acogedor.

Sallent de Gállego es un pintoresco pueblo de montaña situado en el corazón del Valle de Tena, en el Pirineo Aragonés.

Con su encantador casco antiguo de calles empedradas y casas de piedra, Sallent de Gállego es un destino ideal para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad de la montaña y la belleza natural que lo rodea. El pueblo está atravesado por el río Aguas Limpias, cuyas aguas cristalinas añaden aún más encanto al entorno.

Rodeado de imponentes picos, Sallent de Gállego es un excelente punto de partida para numerosas rutas de senderismo que conducen a lugares como el embalse de Lanuza o el impresionante Ibón de Respomuso.

Además, en invierno, su proximidad a la estación de esquí de Formigal lo convierte en un lugar ideal para los amantes de los deportes de nieve.

La Plaza Mayor de Sallent de Gállego, con su iglesia de la Asunción y el icónico puente románico, es el corazón del pueblo y un lugar perfecto para disfrutar del ambiente acogedor.

Durante el verano, se celebra el famoso Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, que atrae a visitantes de todas partes.